24/8/10

Un día más


Sigo sin recuperarme...en el momento en que me quedo sola el corazón empieza a sangrar de nuevo...no se puede remendar algo tantas y tantas veces, acaba por no poderse arreglar....creo que empiezo a darme cuenta que lo que realmente me ha sentado mal...no es el hecho de que no me quiera....sino mas bien el no poder confiar, el haberme echo tener esperanzas de algo que ha sido un fantasma, como niebla en una oscura noche, que te nubla y no eres capa de ver la realidad que tu siempre has conocido, la de una vida vacia sin nada por lo que luchar, se me han empañado tantos los ojo con la felicidad, que no he sido capaz de recordar el porque habia dejado de soñar despierta, y me he tropeazdo con una pared tan enorme que el golpe a sido descomunal.

Habia empezado a crecer en mi corazón una pequeña vocecita de esperanza que me decia...¿hey!, porque no puede ser real? no te va a defraudar, el no puede hacerte eso!! quien sabe a lo mejor no estabas tan equibocada como creías, tal vez despues de 4 años has tenido tiempo suficiente de curarte y volver a dejar que germine el cariño por alguien, tal vez no eres tan fria y despreciable como te han echo creer......pero veo que no es verdad, todo era un espejismo por la necesidad de creer que es posible escapar, que es posible vislumbrar algo que no existe....y como los espejismos del desierto solo me han dejado con sed......


18/9/09

Una muerte sin fin

Todos miraban alrededor, temiendo que alguien descubriera sus verdaderos pensamientos. Se suponía que debía ser un día triste, que todos llorarían, que sus ojos no descansarían de llorar, y en el fondo era una media verdad...lloraban, pero el porqué de sus lagrimas era tan distintos en el interior de cada uno que nadie se podía mirar a los ojos por miedo a ser descubierto el origen de aquel reguero de sentimientos huyendo.
Algunos de aquellos pensamientos eran por solidaridad, otros por egoísmos, tantos otros eran de pena real, pero bien pocos se daban cuenta de la trascendencia de aquel evento.
Sus mentes, en el fondo de su conciencia, sabían sin lugar a dudas que aquello era un día más, la perdida no era tan grave. Todos pasarían por ello, solo que ella tuvo la desgracia de que fue más pronto de lo esperado. Al día siguiente sus vidas no cambiarían seguirían yendo a la escuela o trabajar, seguirían en sus casas, el mundo no dejaba de girar por aquella tragedia, pero nadie era capaz de decir esas palabras en voz en grito porque eso estaba mal.
Eso era puro egoísmo, porque no decir la verdad, porque no gritar al mundo…

- Has muerto ¿Y qué? Todos seguiremos aquí. El mundo no se detendrá, las lágrimas un día cesaran, y tu recuerdo se borrara, serás una sombra vagando en la mente de aquellos que una vez te conocieron. Solo el día del aniversario de tu muerte, que cruel palabra ya que se utiliza para una celebración, será cuando vuelvas a nuestras mentes, pero descuida que eso solo sucederá los primeros años desde que te fuiste porque algún día no volverás a pasear por la mente de aquellos que solo te conocían por amistad. ¿Y sabes cuándo volverás a su egoísta mente? Cuando tengan que contar su triste verdad, “yo he sufrido” dirán “yo perdí a una amiga” que afán de protagonismo, para que todos les digan “pobre, debiste pasarlo mal” ¿y en el muerto quien pensará? Solo aquellos pocos llamados familia cercana, hermanos y padres, nadie más.

Es una triste verdad que nadie está dispuesto a gritar. Pero en este funeral algo era distinto, oh! ya creo que lo fue, porque de la tumba salió el cadáver andante de aquella por la que derramaban sus supuestas lagrimas, y en vez de alegrarse por su vuelta a la vida, la trataron como una muerte viviente, un vampiro venido solo a devorar las almas de los presentes, y sin compasión en su corazón trataron de clavar una cruz utilizada como estaca, y ella huyó, salió corriendo y cada noche apareció donde los asistentes a su velatorio vivían para cazarles uno a uno, y solo a aquellos que sintió que realmente la amaron dejó con vida.

No tardó en llegar al hogar de aquel muchacho que se trató de suicidar. La amaba, ya creo que sí, era su media naranja y sin ella no quería vivir. Sus ojos cristales perfectos parecían, su cara ya pálida estaba, sus venas estaban abiertas desde la palma de su mano subiendo por su antebrazo. La sangre manaba roja como rubís y los ojos de ella desorbitados estaban. Se acercó y miro la cara de aquel chico de pelo negro, sus ojos azules la miraron y sus labios se curvaron en una sonrisa de pura aceptación.
Ella comenzó a llorar, lagrimas de sangre que se unieron a la sangre que del brazo de él se derramaba. Se agacho, con al intención de quedarse a la altura de él, y sus labios posó sobre su laceración, y la sangre bebió. Al instante él murió y a ella el alma se le desgarró. Sobre sus talones giró, dispuesta a salir tal y como había entrado, sin un solo sonido que delatara su presencia.
En aquella silenciosa calma un siseo la alertó, seguido de un gruñido débil y ahogado, volvió a girar para tratar de encontrarse a aquel que creía muerto, y unos brazos la rodearon, como si dos columnas de hielo abrasadoras la atraparan para la eternidad. Unos labios calientes sobre los suyos se posaron, y sin ninguna clase de duda, pues sus mentes conectaron, supo que eran de aquel chico que en apenas 5 minutos aprendió a amar y que pasarían juntos la eternidad.
Así, con un amor inesperado y una situación irreal es como su venganza terminó.

Vampire's Madness

El viento entre ramas arrancaba sonidos a cuevas lejanas. Un lobo solitario aullaba a una luna esplendida, brillante en el cielo oscuro, ni una sola estrella podía hacerle sombra, e iluminaba a cada uno de los pequeños seres que habitaban el bosque. Un bosque que ocultaba a mas de un depredador los cuales estaban enzarzados en una lucha sangrienta ajena a ojos y oídos humanos lo bastante ciegos para no darse cuenta de aquellos seres mágicos que les rodeaban. Los choques que se producían cuando sus cuerpos de hierro chocaban eran ensordecedores, parecían los atronadores golpes que las nubes creaban, eran como verdaderos truenos en la lejanía pero mas cercano de lo que nadie podía esperar. Los rasguños en su piel de hielo parecían los sonidos de árboles arrancados de raíz. La sangre les brotaba de heridas tan profundas que cualquier ser vivo mortal habría perecido bajo tales laceraciones. Pero en cambio de sus gargantas no salía ni un solo gruñido de protesta. La rabia contenida y el deseo de venganza estaba tan a flor de piel que el ambiente se había convertido en una neblina de odio marchitando a las mas bellas flores. La sed de sangre por la muerte de su amada no acabaría con esa batalla. Perseguiría por cielo y tierra a aquellos culpables de que su sueño se evaporara. Jamás perdonaría a los seres crueles que habían cortado las alas a una pequeña mariposa que era bondad, ternura y calor. Le había aportado dicha y cordura a aquel mundo de oscuridad y la habían arrancado de su lado como si de un puñado de hierbas sin importancia se tratara. Agarró, tras muchos zarandeos, el cuello de su víctima con su garra de granito, clavo sus uña, hundiendo los dedos en su carne manchando sus manos de sangre, y de una sola vez arrancó la garganta de aquel siniestro engendro. La oscura mancha que salía de su garganta creaba un charco a sus pies. Volvió a clavar sus zarpas en su pecho para arrancarle el corazón al igual que él había hecho al arrebatarle su querido amor. Lo arrojó al suelo y lo pisoteó sin miramientos, con la oscuridad mas profunda cruzando su mirada, sus ojos grises se habían convertido en mercurio por el fuego reclamando venganza. Y Gritó como nunca lo había hecho a la noche eterna que estaba condenado a vivir en soledad, y el mundo entero se estremeció, la tierra vibró y los animales corrieron desesperados por el terror de aquel aullido de dolor, de tristeza, que prometía muerte a aquellos que osaran ponerse en su camino. Acababan de crear una bestia que nadie podría detener. Un vampiro en su locura de aniquilación.

Chispa de oscuridad

Era un nuevo día, había amanecido y ella se había puesto en pie para seguir la rutina que como cada día ocupaba gran parte de su vida. Pero en esta ocasión volvió a ser consciente del cambio que se había realizado en su interior. Al salir a la calle no pudo controlar la extraña mueca de mediana alegría que dibujo su rostro al sentir el frió recorriendo su piel. Extendió los brazos a los lados, situándolos en cruz y bebió de aquella mañana fría. El cielo estaba encapotado, gris y espeso ocultando hasta el más pequeño resquicio de ese azul que prometía ocultarse tras la gran masa de nubes que había sobre su cabeza. Aquel cielo prometía un día de lluvias que nunca llegarían, de viento frío que inundarían sus pulmones quemando su garganta al abrirse paso. Eso le hinchaba de una satisfacción acogedora. Sus ojos relucían por las lágrimas que sus ojos estaban empezando a crear por el azote del viento en su cara haciendo que sus ojos más claros se tornasen volviéndolos de un verde esperanza que contradictoria mente dejaban ver una chispa de oscuridad, de la oscuridad que su alma sentía al saber que cada día que pasaba poseía un alma más oscura, más corrupta, sus emociones morían a cada paso que daba en aquel presente que le conducían a un futuro de sombras.